El próximo
25 de diciembre se cumplirán 2012 años del evento que partió la historia de
occidente en dos. En aquellos años, un pequeño grupo de judíos pobres
proclamaba que Dios se había hecho hombre, que con este acto de máxima humildad
anunciaba la llegada del reino de los cielos, el fin de la injusticia y el
tiempo de la felicidad. El camino era la conversión a un Hombre Nuevo, que
guiado por las enseñanzas de Jesús lograría el final de la injusticia y
obtendría la felicidad.
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La verdad
que el reino de los cielos en la tierra, con justicia y felicidad, era próximos
para aquel grupo de judíos pobres, era una “utopía” que se haría realidad para
remediar el dolor que padecían por la opresión del Imperio Romano y las
oligarquías propias que pactaban, en provecho propio, con estos.
Que Jesús
sea Dios o sea Hombre queda reservado a la Fe, que cada uno tenga la dicha de
poseer o no. Lo que si sabemos es que el Jesús que conocemos era un judío
pobre, hijo de un carpintero, que nació perseguido y su madre lo trajo al mundo
en un establo, que conoció el trabajo y la injusticia, que se cultivo en el
amor y la solidaridad. Que cuando hombre nos hablo que cuando veamos la paja en
ojo ajeno, primero veamos la biga en el propio; que proclamo bien aventurados
los pobres y los perseguidos por la justicia (o poder) que sano al enfermo, fue
solidario con los perseguidos por lo prejuicios, que supo dar oportunidad al
que manifestaba arrepentimiento y compartió el pan.
A casi 2000
años de su predica y de su sacrificio (dicho
esto en el sentido del esfuerzo que puso en esta, tanto como en las
motivaciones que lo llevaron a la cruz) parece que sus palabras cayeron en saco
roto o se proclamaron desde los más rancio del poder, para conservar la
injusticia, motivados en el egoísmos del que no pueden desprenderse.
Pero no,
“el flaco”, Jesús; nos dejó la clave para lograr la Justicia y la Felicidad, la
conversión a un Hombre Nuevo o la construcción de un Hombre Nuevo, si es
verdad, para esto hay que desprenderse del egoísmo, de la comodidad de la auto complacencia
y cultivar la solidaridad y el amor por el otro y parece que pidió, a los
hombres (viejos), el mayor de los sacrificios que podueden dar. Pero en estos
casi dos milenios existió un grupo de humanos que cree que el Hombre Nuevo es
posible y que es el camino a la Justicia y la Felicidad, humanos que estamos
dispuestos al desafío; y esta es la buena noticia!
¡Feliz
Navidad!
Gabriel
Vázquez Mónico
CP
Descamisados San Miguel.