viernes, 21 de diciembre de 2012

El ángel de la buena noticia.


El próximo 25 de diciembre se cumplirán 2012 años del evento que partió la historia de occidente en dos. En aquellos años, un pequeño grupo de judíos pobres proclamaba que Dios se había hecho hombre, que con este acto de máxima humildad anunciaba la llegada del reino de los cielos, el fin de la injusticia y el tiempo de la felicidad. El camino era la conversión a un Hombre Nuevo, que guiado por las enseñanzas de Jesús lograría el final de la injusticia y obtendría la felicidad.
Podríamos decir que Jesús no era Dios y que por eso llevamos mas de 2000 años en una lucha fraticida que solo nos aleja de la justicia y la felicidad, también algunos dirán que el mal también existe y que de aquí surge nuestro infortunio; los peores, los hipócritas, dirán que esta vida es una prueba para lograr la próxima y nos tocó para sobrellevarla.
La verdad que el reino de los cielos en la tierra, con justicia y felicidad, era próximos para aquel grupo de judíos pobres, era una “utopía” que se haría realidad para remediar el dolor que padecían por la opresión del Imperio Romano y las oligarquías propias que pactaban, en provecho propio, con estos.
Que Jesús sea Dios o sea Hombre queda reservado a la Fe, que cada uno tenga la dicha de poseer o no. Lo que si sabemos es que el Jesús que conocemos era un judío pobre, hijo de un carpintero, que nació perseguido y su madre lo trajo al mundo en un establo, que conoció el trabajo y la injusticia, que se cultivo en el amor y la solidaridad. Que cuando hombre nos hablo que cuando veamos la paja en ojo ajeno, primero veamos la biga en el propio; que proclamo bien aventurados los pobres y los perseguidos por la justicia (o poder) que sano al enfermo, fue solidario con los perseguidos por lo prejuicios, que supo dar oportunidad al que manifestaba arrepentimiento y compartió el pan.
A casi 2000 años de su predica y de su  sacrificio (dicho esto en el sentido del esfuerzo que puso en esta, tanto como en las motivaciones que lo llevaron a la cruz) parece que sus palabras cayeron en saco roto o se proclamaron desde los más rancio del poder, para conservar la injusticia, motivados en el egoísmos del que no pueden desprenderse.
Pero no, “el flaco”, Jesús; nos dejó la clave para lograr la Justicia y la Felicidad, la conversión a un Hombre Nuevo o la construcción de un Hombre Nuevo, si es verdad, para esto hay que desprenderse del egoísmo, de la comodidad de la auto complacencia y cultivar la solidaridad y el amor por el otro y parece que pidió, a los hombres (viejos), el mayor de los sacrificios que podueden dar. Pero en estos casi dos milenios existió un grupo de humanos que cree que el Hombre Nuevo es posible y que es el camino a la Justicia y la Felicidad, humanos que estamos dispuestos al desafío; y esta es la buena noticia!  
¡Feliz Navidad!

Gabriel Vázquez Mónico
CP Descamisados San Miguel.