jueves, 23 de abril de 2015

Cambio de etapa, Cristina y la continuidad; un desafío para el Movimiento Nacional.

2015 es un punto de inflexión en la historia del movimiento nacional, luego de 12 años continuos de un gobierno peronista, aliado con sectores del progresismo no gorila (y claramente no peronista). Periodo que tuvo una coherencia en su conducción, a pesar de que fueron dos personas las que ejercieron el poder ejecutivo nacional. Salvando matices entre Néstor y Cristina, el proyecto, que hoy lleva adelante al país, fue coherente en su línea ideológica y política. En lo  ideológico se basó  en las tres banderas peronistas: Soberanía Política Independencia Económica y Justicia Social. Es desde aquí que el kirchnerismo construyó su modelo económico y su proyecto político, es desde donde surgieron, la política de desendeudamiento, la salida del FMI, las relaciones internacionales sur sur, el apuntalamiento de la unidad sudamericana, las paritarias libres, el fomento de la industria nacional, la inmensa inversión en infraestructura, la inversión en salud con el plan de vacunación obligatorio más ambicioso de la historia, el presupuesto en educación más alto de la historia , la inversión en ciencia y tecnología y las políticas de desarrollo social como: la AUH, el PROGRESAR, el PROCREAR,  el Plan Fines, el Programa Argentina Trabaja, las moratorias jubilatorias y las innumerables medidas tendientes a consolidar la igualdad de oportunidades para lograr la Justicia Social.
También, este proyecto, retomó el postulado del trasvasamiento  generacional que proponía el tercer Perón. Al igual que Perón, la búsqueda con esta propuesta política, era mover los cimientos de sectores del movimiento incrustados en el poder,  que por esto, habían perdido su capacidad transformadora en busca de conservar un debilitado poder político que los llevaba a buscar acuerdos con la reacción. A inicios de los 70  los deseos de Juan Perón de que el movimiento no perdiera su capacidad revolucionaria provocó una gran tensión dentro de éste, que por supuesto Perón no buscaba, las pasiones se exacerbaron, el imperialismo metió la cola y el resultado ya todos lo sabemos. Néstor y luego Cristina al impulsar a la sangre joven a retomar los postulados transformadores del peronismo y a ocupar lugares de poder, también produjeron una ruptura dentro del espacio peronista. Esta con características propias y con final incierto.
Cuando  hablé  de la década del 70 utilicé  la palabra movimiento (por movimiento nacional) y cuando me referí a los 2000 escribí “espacio peronista”,  no fue casual.  La derrota del campo popular en la década de los noventa trastocó al concepto “peronista”, lo llevó  de ser la fuerza transformadora de los más humildes, a un grupo de personas con intereses políticos y económicos comunes, donde también habitaban los peronistas que entendían a éste como la verdadera fuerza transformadora de la Patria. La irrupción de los jóvenes luego de la muerte de Néstor evidenció esto y produjo la ruptura actual. La que se expresa hoy en la provincia de Buenos Aires con el frente renovador y es su expresión más preocupante. Al igual que siempre, en política, esta incisión no fue hecha por un cirujano y de un lado quedaron los peronistas de Perón y del otro los oportunistas disfrazados de peronistas, pero, sin lugar a dudas, quedaron los alineados con un proyecto transformador, y los otros,  agrupados por diversos intereses, a veces antagónicos entre sí,  cosa que les impiden tomar posición clara ante la coyuntura política actual, teniendo esto como consecuencia, su licuación como espacio político apetecible para el electorado.  Este rejunte de nostálgicos de reeditar el menemismo (conservadurismo procoorporaciones con ropaje peronista), más dirigentes que ven agotado su capital políticos (viejos varones del conurbano, entre otros), más algunos ilusos que creen en el desarrollo económico nacional, en el marco de un capitalismo dependiente (algunos sectores de la manufactura nacional) no son confiables para la “alianza neoconservadora” PRO; la que tiene claro que detener este proceso de desarrollo económico independiente, con unidad suramericana y relaciones con los nuevos emergentes de la economía mundial (Rusia, China)  es el modelo a derrotar para defender los intereses comunes que tienen con el imperialismo anglo-yankee. Para este objetivo, todo lo relacionado alguna vez con el peronismo no es confiable y no lo es por la propia naturaleza del peronismo. Porque el peronismo a demostrado, y la reacción aprendió la lección, la capacidad que tiene de reconstruirse de sus propias flaquezas, reencauzar su sentido histórico, abrazar nuevamente sus banderas fundacionales y como ayer  volver a ser punta de un proyecto sudamericano emancipador. La reacción es científica en su análisis y no comete dos veces el mismo error, y es por esto, el fracaso massista.  Ante la debacle del frente renovador volverán algunos compañeros confundidos y los oportunistas, para lo que debemos estar atentos.
Ante esta coyuntura que describí, el movimiento nacional encuentra su mayor desafío. La Constitución Nacional impide que la conducción estratégica del movimiento, Cristina, continúe al mando del Gobierno y por lo tanto del Estado, y esto sucede, en plena lucha con el poder fáctico para consolidar un sentido de Nación que nos asegure la Patria.
Cristina es la conductora estratégica de esta etapa del Movimiento Nacional y ha dado sobradas muestras de esa capacidad y el movimiento no muestra aún ningún cuadro capaz de suplantarla para ese lugar, por lo tanto, luego del 10 de diciembre la conducción estratégica no estará en el gobierno y eso es novedoso para el peronismo. El movimiento peronista pudo tener su conducción estratégica a  miles de kilómetros y resolver sus dificultades internas sin claudicar en sus objetivos políticos e históricos (18 años de exilio del General Perón) pero logrado el gobierno, con Perón fuera de él, fueron solo 45 días los necesarios para demostrar la inmadurez de este, que precipitó el regreso de Perón al gobierno.  
Desde ese momento, hasta ahora, no nos hemos encontrado en coyuntura similar y debemos sacar enseñanza de eso. El peronismo se encontrará el 10 de Diciembre de 2015 con esta realidad. El referente político más importante de este,(Cristina) y artífice, junto a Néstor,  de éste renacer peronista en su mayor sentido histórico, no conducirá ni el gobierno, ni el Estado pero su peso político la mantendrá en su lugar de conducción, que el pueblo le ha dado. Cosa novedosa para el peronismo y para la propia compañera Cristina.
Articular la ingeniería política que asegure el triunfo del 10 de diciembre y de cohesión política que permita que el Movimiento Nacional supere con éxito esta nueva realidad, es el desafió de estos días para asegurar que el proyecto de Perón y Evita logre concretarse en su totalidad y logremos “esa Argentina grande con que San Martín Soñó”

Gabriel Vázquez Mónico
Militancia Popular – San Miguel.