viernes, 5 de julio de 2013

¿A quién debemos votar?

Para avanzar en el proyecto nacional y popular

Los que participamos de este proyecto colectivo, que comenzó en 2003, lo hacemos desde la certeza de que una argentina (la de la exclusión social) se había acabado y no por implosión, sino, porque un pueblo supo reaccionar ante tanta decidía, inspirado en un recuerdo que latía en su dignidad: los años felices de la revolución justicialista. Felicidad que sin duda no les llego a muchos hasta 2003, pero que si vivía en la cultura  y el sentir popular, que se expresaba en cada uno de los habitantes de esta tierra, en la convicción que la dignidad es posible y es un derecho.
Tanto en octubre de 1945, como en  los duros años de la resistencia peronista o en la lucha por el retorno democrático y sin dudas en las jornadas de Diciembre de 2001, fue el pueblo en su conjunto el protagonista de poner a la Patria en camino de la igualdad y la dignidad.

Este 2013 nos pone ante una nueva coyuntura electoral en un proceso de expansión de los derechos del pueblo y con la responsabilidad de tomar (los militantes y dirigentes) las decisiones correctas que produzcan la segura continuidad de este proyecto transformador.
Las fuerzas populares tanto sociales como políticas se encuentran en un empate hegemónico con las fuerza de la reacción. Las disputas en el plano económico ya no son disputas sino enfrentamientos por la distribución de la riqueza. Mientras desde el gobierno se estimula la producción y el consumo inyectando dinero, con la obra pública, los subsidios a la energía, al transporte y con los planes de dignificación social. La reacción enfrenta esto presionando el tipo de cambio a la alza para favorecer a los sectores agroexportadores (motivadores de una primarización productiva) y provocar el deterioro del salario real y una consecuente redistribución regresiva del ingreso, como también  apropiándose de los avances del salario real con la suba de precios, logrando de este manera ganar más con la misma capacidad instalada y también absorber de esta manera los recursos que el estado nacional pone en la economía para promover el desarrollo económico y social. En el plano de la comunicación, la batalla es feroz, la mentira, la difamación, el ocultamiento de la información (instalando temas en la agenda social que solo alimentan el morbo social) buscan el desanimo y la banalización de la noticia, convirtiendo a los medios de comunicación social en verdaderas tribunas de doctrina de la reacción. Pero el empate hegemónico se evidencia de forma clara en la disputa sobre donde surge la legitimidad del Poder Judicial. Es aquí donde la reacción se defiende en su última trinchera; la actual reglamentación para la designación y remoción de jueces deja fuera a la voluntad popular. Esto no es casual, desde los orígenes de la republica los jueces han pertenecido a las clases dominantes y “la familia judicial” se ha comportado como una corporación – decía el Martín Fierro: “hacete amigo del juez, no le des de que quejarse…” Que el proyecto político que iniciamos en 2003 se encuentre en disputa con el Poder Judicial, donde este impide con medidas cautelares o declaraciones de inconstitucionalidad, avances del Pueblo en su camino hacia una Democracia Social, evidencian la hipótesis del empate hegemónico, es decir, dentro del marco de la republica que consagra nuestra constitución actual estos son los limites para el avance popular.  Hoy la reacción pugna por mantener sus privilegios y las fuerzas de la transformación quieren abrir la etapa que nos llevará a la nueva sociedad, la de la Justicia Social.

La pregunta es ¿quiénes deben ser los que sostengan esta disputa hasta hacerla vencer o  a quienes debemos sumar o dar nuevo protagonismo para lograr este objetivo?
La respuesta que surge rápidamente, será porque está de moda, es: debemos dar ese rol a la juventud. En parte es la respuesta, pero el hecho de ser joven no garantiza, de ningún modo, la adhesión al Proyecto Nacional y Popular, sino miremos las listas de la reacción que tienen tantos jóvenes como las nuestras o más. Tampoco lo son los niveles de instrucción que tengan nuestros representantes, dado que los cuadros de la oposición acumulan paredes de diplomas. La popularidad artística o mediática quedan descartadas. La experiencia en la gestión, de la que tanto se habla también acumula, en gran parte, a los responsables del desastre.  
Entonces ¿a quienes tenemos que sumar a este proyecto para asegurar su continuidad? A esto respondo: a quienes han sido dignificados en estos años, a los que no tenían esperanza y hoy la experimentan, a los que saben que el resto de su vida ya no será un calvario, a los que saben que avanzamos y todavía esperan para concretar la dignidad, a los que todavía no llegamos, es decir, dar protagonismo al pueblo, a los vecinos, al hombre y a la mujer de a pié.
Como lo exprese al inicio de esta nota, fue el pueblo, siempre, quien ha puesto a La Nación en camino de la dignidad para todos.
Solo el Pueblo Salvará al Pueblo  
Creo que las listas que buscan representar al Proyecto Nacional en San Miguel, son diversas y esto es lo que debemos preguntarnos para saber a quién votar.
Gabriel Vázquez Mónico

CP Descamisados – San Miguel